El gobierno, la izquierda y la unidad
Inti Quispe (MGTL)
La dialéctica señala que el cambio es una propiedad inseparable de la materia y que la sociedad misma está regida por permanentes cambios que suceden no siempre de manera progresiva, que también pueden existir cambios regresivos.
Los albores del nuevo siglo trajeron consigo una nueva y prolongada crisis del sistema capitalista. La crisis de fin de siglo retomo con fuerza la movilidad social echando al tacho de la basura las teorías capitalistas del fin de la historia que blandía el imperialismo en nombre de Francis Fukuyama. ¿La finalidad? sentenciar a la clase trabajadora a la resignación.
La profundidad de la crisis de fin de siglo trajo consigo la necesidad de generar nuevos escenarios de lucha, la agudización de la confrontación logro por ejemplo, el derrocamiento de varios gobiernos en América Latina pero también denoto la debilidad del movimiento social y revolucionario de esta parte del continente, la agudización de la confrontación tuvo en todos los casos como desenlace el recambio burgués y el fortalecimiento de una tendencia que aparentemente buscaba cambios pero encubierta en sí, traía la decisión inalterable de las burguesías de modernizar los estados a fin de generar mayores ganancias y garantizar el control de los mismos por parte de su clase.
El recambio burgués genero confusión en ciertos sectores de la tendencia revolucionaria de la América Latina, que sin beneficio de inventario se juntaron a estos procesos.
Unos se aferraron a la corrientEl gobierno, la izquierda y la unidad
e denominada progresista, con la ilusión de obtener cambios revolucionarios desde el escritorio de la institucionalidad burguesa, otros buscaron, en su debilidad ideológica, encontrar respuesta en teorías socialdemocrátas y versiones revisadas del marxismo y hubo un sector que busco una lectura propia de la realidad objetiva del momento y a partir de allí confrontar esas posiciones desmovilizadoras y claudicantes.
En este preámbulo se desarrolla la lucha de clases en nuestro país ahora.
Un gobierno de tinte reformista , rodeado de unos transfugas de la izquierda, dirige un Estado capitalista, para ello se han amparado en una teoría denominada socialismo del siglo XXI, doctrina que como ellos mismo reconocen no está sujeta a principios científicos, ni atado a objetivos realmente revolucionarios y que por el contrario su papel es el de confundir, desviar y dividir al movimiento social y revolucionario.
Así se entiende que el gobierno actual hasta el día de hoy no haya afectado a los intereses económicos, políticos, ideológicos de la burguesía, al contrario son los banqueros, las trasnacionales y los grandes empresarios lo más gustosos de la dirección de Alianza País en el gobierno.
Las declaraciones de estos (Lasso, Nebot, Rodas, Peñaherrera) señalan que no buscan la salida del gobierno, es más le exigen que cumpla su mandato. Entendible si notamos que la modernización del Estado burgués ha tenido como, principal beneficiario a la burguesía y a las transnacionales, al imperialismo chino y norteamericano principalmente.
Por otro lado se encuentra la izquierda, la una que claudico abiertamente y opto por la comodidad del poder en el Estado capitalista, feriando los mínimos principios que algún día dijo tener, aunque sigan usando el membrete de izquierda su posición es abiertamente en defensa del sistema que promueve la reprimarización de la economía, ha perseguido y encarcelado estudiantes, campesinos, obreros y a los pueblos del Ecuador. Este sector abiertamente se ha colocado al servicio del capital y su gobierno.
Por otro lado hay un sector de la izquierda unos que se bajaron del carro gobiernista para confrontarlo y otros que no se dejaron engatuzar por el cuento de la revolución ciudadana y que hoy se han juntado al movimiento social y popular de los pueblos del Ecuador en busca de un cambio y una alternativa distinta, un gobierno popular y socialista.
En el ámbito de la izquierda ecuatoriana ahora se expresa algo que muy necesario para el avance de un proceso revolucionario la unidad de los sectores populares. Sin embargo algo sucede en su interior.
Al igual que la sociedad al interior de la izquierda se opera la lucha de clases, la lucha de posiciones ideológicas que confrontan posiciones, caminos, ideologías y políticas en el camino de construir una alternativa distinta.
En muchos sectores de esta tendencia pesa el cálculo electoral, el dogmatismo y la mezquindad ideológica, esto obviamente no permite aprovechar el momento histórico y la decisión popular de marchar unidos frente a la nueva estrategia del capital para sostener el sistema capitalista en esta parte del continente.
Estas contradicciones que principalmente se encuentran en la dirección de las organizaciones, y partidos institucionales que sustentan en las elecciones la única forma de llegar al poder.
Las elecciones, al igual que la lucha armada son medios que se usan dependiendo de la situación concreta, de por si ninguna de estas formas de lucha son el objetivo final de las luchas de los pueblos, en el objetivo de la toma del poder a partir de la acumulación de fuerzas revolucionarias y la consecuente encuentro de factores objetivos y subjetivos que permitan el salto dialéctico de la revolución.
No cabe duda la necesidad de la unidad e la izquierda en el país pero esta no debe estar hipotecada ante cálculos e intereses solamente de una forma de lucha, o intereses particulares, a pretexto de la “coyuntura” no se puede afectar a los objetivos.
Y es asi que debe estar negado cualquier pacto o alianza con la derecha pretexto de mantener presencia electoral.
La Unidad tiene como condición una agenda programática que ponga por delante los intereses populares y que camine en medio del fortalecimiento y la recuperación de espacios de la izquierda en el seno del movimiento popular ecuatoriano.
La dialéctica señala que el cambio es una propiedad inseparable de la materia y que la sociedad misma está regida por permanentes cambios que suceden no siempre de manera progresiva, que también pueden existir cambios regresivos.
Los albores del nuevo siglo trajeron consigo una nueva y prolongada crisis del sistema capitalista. La crisis de fin de siglo retomo con fuerza la movilidad social echando al tacho de la basura las teorías capitalistas del fin de la historia que blandía el imperialismo en nombre de Francis Fukuyama. ¿La finalidad? sentenciar a la clase trabajadora a la resignación.
La profundidad de la crisis de fin de siglo trajo consigo la necesidad de generar nuevos escenarios de lucha, la agudización de la confrontación logro por ejemplo, el derrocamiento de varios gobiernos en América Latina pero también denoto la debilidad del movimiento social y revolucionario de esta parte del continente, la agudización de la confrontación tuvo en todos los casos como desenlace el recambio burgués y el fortalecimiento de una tendencia que aparentemente buscaba cambios pero encubierta en sí, traía la decisión inalterable de las burguesías de modernizar los estados a fin de generar mayores ganancias y garantizar el control de los mismos por parte de su clase.
El recambio burgués genero confusión en ciertos sectores de la tendencia revolucionaria de la América Latina, que sin beneficio de inventario se juntaron a estos procesos.
Unos se aferraron a la corrientEl gobierno, la izquierda y la unidad
e denominada progresista, con la ilusión de obtener cambios revolucionarios desde el escritorio de la institucionalidad burguesa, otros buscaron, en su debilidad ideológica, encontrar respuesta en teorías socialdemocrátas y versiones revisadas del marxismo y hubo un sector que busco una lectura propia de la realidad objetiva del momento y a partir de allí confrontar esas posiciones desmovilizadoras y claudicantes.
En este preámbulo se desarrolla la lucha de clases en nuestro país ahora.
Un gobierno de tinte reformista , rodeado de unos transfugas de la izquierda, dirige un Estado capitalista, para ello se han amparado en una teoría denominada socialismo del siglo XXI, doctrina que como ellos mismo reconocen no está sujeta a principios científicos, ni atado a objetivos realmente revolucionarios y que por el contrario su papel es el de confundir, desviar y dividir al movimiento social y revolucionario.
Así se entiende que el gobierno actual hasta el día de hoy no haya afectado a los intereses económicos, políticos, ideológicos de la burguesía, al contrario son los banqueros, las trasnacionales y los grandes empresarios lo más gustosos de la dirección de Alianza País en el gobierno.
Las declaraciones de estos (Lasso, Nebot, Rodas, Peñaherrera) señalan que no buscan la salida del gobierno, es más le exigen que cumpla su mandato. Entendible si notamos que la modernización del Estado burgués ha tenido como, principal beneficiario a la burguesía y a las transnacionales, al imperialismo chino y norteamericano principalmente.
Por otro lado se encuentra la izquierda, la una que claudico abiertamente y opto por la comodidad del poder en el Estado capitalista, feriando los mínimos principios que algún día dijo tener, aunque sigan usando el membrete de izquierda su posición es abiertamente en defensa del sistema que promueve la reprimarización de la economía, ha perseguido y encarcelado estudiantes, campesinos, obreros y a los pueblos del Ecuador. Este sector abiertamente se ha colocado al servicio del capital y su gobierno.
Por otro lado hay un sector de la izquierda unos que se bajaron del carro gobiernista para confrontarlo y otros que no se dejaron engatuzar por el cuento de la revolución ciudadana y que hoy se han juntado al movimiento social y popular de los pueblos del Ecuador en busca de un cambio y una alternativa distinta, un gobierno popular y socialista.
En el ámbito de la izquierda ecuatoriana ahora se expresa algo que muy necesario para el avance de un proceso revolucionario la unidad de los sectores populares. Sin embargo algo sucede en su interior.
Al igual que la sociedad al interior de la izquierda se opera la lucha de clases, la lucha de posiciones ideológicas que confrontan posiciones, caminos, ideologías y políticas en el camino de construir una alternativa distinta.
En muchos sectores de esta tendencia pesa el cálculo electoral, el dogmatismo y la mezquindad ideológica, esto obviamente no permite aprovechar el momento histórico y la decisión popular de marchar unidos frente a la nueva estrategia del capital para sostener el sistema capitalista en esta parte del continente.
Estas contradicciones que principalmente se encuentran en la dirección de las organizaciones, y partidos institucionales que sustentan en las elecciones la única forma de llegar al poder.
Las elecciones, al igual que la lucha armada son medios que se usan dependiendo de la situación concreta, de por si ninguna de estas formas de lucha son el objetivo final de las luchas de los pueblos, en el objetivo de la toma del poder a partir de la acumulación de fuerzas revolucionarias y la consecuente encuentro de factores objetivos y subjetivos que permitan el salto dialéctico de la revolución.
No cabe duda la necesidad de la unidad e la izquierda en el país pero esta no debe estar hipotecada ante cálculos e intereses solamente de una forma de lucha, o intereses particulares, a pretexto de la “coyuntura” no se puede afectar a los objetivos.
Y es asi que debe estar negado cualquier pacto o alianza con la derecha pretexto de mantener presencia electoral.
La Unidad tiene como condición una agenda programática que ponga por delante los intereses populares y que camine en medio del fortalecimiento y la recuperación de espacios de la izquierda en el seno del movimiento popular ecuatoriano.
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