domingo, 20 de octubre de 2019

12 DÍAS DE PARO DEL PUEBLO UNA VICTORIA DE LOS TRABAJADORES, CAMPESINOS E INDIGENAS DEL ECUADOR

12 DÍAS DE PARO DEL PUEBLO UNA VICTORIA DE LOS TRABAJADORES, CAMPESINOS E INDIGENAS DEL ECUADOR

Las jornadas de octubre, donde se desarrolló una heroica Huelga General que estuvo acompañada de un gran Levantamiento Indígena fueron el resultado de un trabajo disciplinado, organizado y consciente de las organizaciones de trabajadores, populares y revolucionarias realizado durante la lucha contra el gobierno neoliberal de Moreno y contra el Correato de la década anterior.
La elevación de los precios del petróleo, permitió que ingresen al Ecuador una gran cantidad de capitales que se concentraron en las grandes ciudades, fundamentalmente en Quito, ciudad que desde el año 2000 viene creciendo concentrando una gran cantidad de población que proviene del campo, de las otras regiones, de otras ciudades de la sierra, e  incluso de otros países, población que se integra a la fuerza de trabajo obrera en condición de trabajadores informales, ocasionales, desempleados, trabajadores de la construcción, del hogar, semi-proletariado, etc. Es decir, se conforma una inmensa capa de la clase trabajadora pero que reviste nuevas características que la diferencian de los obreros del siglo pasado.
Los procesos de modernización forzada de nuestras sociedades nunca han considerado el desarrollo del mundo rural desde una perspectiva de fortalecer el agro, por el contrario, lo han destruido dejando en una pobreza estacionaria a las masas campesinas. Los pueblos indígenas han sido duramente golpeados por este proceso, viendo a la agricultura quedar reducida a la producción para el autosustento, y obligando a los jóvenes indígenas y campesinos a migrar a las ciudades a trabajar en las condiciones anteriormente descritas, en un lento proceso de despoblamiento del campo.
La imposición de las “recetas” del FMI llevada a cabo por el régimen de Moreno, ha llevado a que a lo largo de estos tres años se endurezcan de manera dramática las condiciones de vida del pueblo ecuatoriano, elevando la tasa de desempleo, generando inflación, aumentando las tasas de pobreza, los índices de delincuencia, la migración forzada de campesinos, etc., este deterioro creciente de las condiciones de vida de los trabajadores, campesinos y sectores populares, ha generado un descontento generalizado, al que se le suma la rabia por el aparecimiento de constantes casos de corrupción, la impunidad, la ineptitud estatal, el cinismo y la demagogia.
Es por esto que, para inicios de octubre de 2019 cuando el gobierno anunció el decreto 883 que contemplaba la eliminación del histórico subsidio a la gasolina “extra” además de una serie de reformas anti- trabajadores que contemplaban, reducción de salarios, reducción de vacaciones, reducción de las jubilaciones, etc., se dieron las condiciones subjetivas para que el llamado a Huelga General tenga una acogida nacional y permita un levantamiento general de las masas empobrecidas.
Las jornadas se inician el jueves 3, con un paro de transportistas que cerca la ciudad de Quito, los estudiantes universitarios salen a las calles, y la protesta se nutre de la población trabajadora de la ciudad, que avanza en multitudinarias marchas hasta cercar el Centro Histórico de la ciudad buscando entrar a Carondelet. El régimen neoliberal se ve impactado por la dimensión de la protesta que alcanza a todo el país y se ve obligado a decretar el Estado de Excepción en todo el territorio nacional. El decreto fracasa y el viernes vuelve a generarse una movilización masiva en la ciudad, donde los trabajadores vuelven a ocupar las calles del Centro de Quito, comienzan las primeras movilizaciones en las comunidades indígenas y el gobierno desata la brutalidad de la violencia represiva, se vive una jornada donde las detenciones alcanzarían el centenar de personas.
Para el sábado se anuncia el levantamiento indígena, las organizaciones de trabajadores de la ciudad aprovechan el fin de semana para preparar las movilizaciones, y para el domingo en la noche, las masas indígenas han tomado las principales carreteras de la Sierra, y han comenzado a ingresar en la ciudad de Quito, concentrándose en la zona Centro Norte de la ciudad, haciendo epicentro en la Casa de la Cultura y el Parque de “El Arbolito”.
El lunes comienzan las movilizaciones indígenas, y el presidente Moreno abandona Quito, escapando a la ciudad de Guayaquil, donde será recibido por la rancia, racista y retrógrada burguesía social- cristiana. Las movilizaciones avanzan sobre el Centro Histórico, pero al carecer de una organización solo llegan a chocar contra los cercos policiales y son repelidas en varios momentos del día. Los trabajadores marchan también y comienzan a concentrar su accionar en los barrios de la ciudad. La semana continúa con la misma dinámica, el día miércoles, el día decretado para la Huelga General se producen los topes más altos de enfrentamiento, y será el día donde se producen las muertes de varios manifestantes, el jueves las tensiones bajan, se realizan homenajes a los fallecidos, marchas de trabajadores, y se anuncia la llegada de contingentes indígenas del Oriente. 

El día viernes la lucha vuelve a elevarse, al ser feriado, los trabajadores de los barrios de Quito comienzan a llegar en masas desde sus barrios al parque de El Arbolito, en la mañana hacen su aparecimiento en las marchas los indígenas del Oriente, y en la tarde la vanguardia es asumida por los pobladores de la ciudad, la lucha alcanza nuevos niveles, la policía desarrolla una trampa permitiendo a las mujeres indígenas acercarse a la Asamblea fingiendo una tregua para luego reprimirlas salvajemente. Esto eleva la ira de los manifestantes que comienzan a construir barricadas en torno al parque terminando el día con la policía contra la pared incapaz de repeler a los manifestantes.
El sábado tras conocerse en los barrios de la ciudad la criminalidad de la policía la lucha inicia desde muy temprano, los contingentes de trabajadores ocupan la zona desde la mañana, generan un contingente popular con los indígenas que luchaban en primera fila, la Asamblea Nacional se ve cercada en varios puntos, la organización de la lucha sostiene la manifestación frente a la brutalidad policial, las masas no retroceden, se alcanza un estado pre- insurreccional y los barrios de la ciudad se encuentran totalmente tomados por los contingentes populares. El gobierno asustado utiliza el confuso y sospechoso incendio de la Contraloría, para decretar Toque de Queda desde las 15h00 y militarizar la ciudad, lo que le permite desatar una brutal represión sobre los trabajadores e indígenas, dejando decenas de detenidos, cientos de heridos, muertos e intentando generar un estado de terror en la ciudad. El terror fracasó y por la noche los barrios de la ciudad desarrollaron un estruendoso “cacerolazo”, que le demostró a Moreno que el pueblo no caía en sus amenazas y terrorismo.
La clase obrera surgida a raíz del incremento de los precios del petróleo apareció en estos días de lucha. La llegada a Quito de las masas indígenas potenció el paro iniciado el jueves y permitió que esta nueva población obrera realice su ingreso en la historia como la nueva vanguardia de la lucha. Uno de los problemas históricamente descritos en el pensamiento de la revolución ecuatoriana ha sido el de la “pequeña clase obrera nacional”, pero esta circunstancia ha cambiado radicalmente, Quito, las grandes ciudades del país, incluso las zonas rurales, hoy por hoy están repletas de clase obrera. Los campesinos de antes, hoy son obreros asalariados, los barrios están poblados por trabajadores, el potencial revolucionario del pueblo ecuatoriano se incrementa por la presencia de una nueva clase en la cual las relaciones capitalistas se comienzan a suprimir para generar nuevas relaciones sociales, en una masa trabajadora que ha comenzado a proletarizarse, a convertirse en clase para sí.
El día domingo se anunció la negociación, y para la noche el gobierno en una jugada política decide negociar solamente con la dirigencia indígena que se había posicionado en los medios de comunicación como la única fuerza del paro, cayendo en esta estratagema se excluyó a los trabajadores del proceso, y se terminó por una ambigua derogatoria del decreto 883, en términos de redacción de un nuevo decreto que contemple ya no la eliminación, sino la focalización del subsidio, y se dejó en oscuridad el tema de las leyes anti- trabajadores, pero que bastó para que la CONAIE se retire de la ciudad de Quito terminando con el levantamiento y con el Paro, en una resolución que permitió que al día siguiente el régimen golpeado se lance de manera fascista a encarcelar a dirigentes populares, a lanzar acusaciones sobre todos los participantes en el paro, a que la prensa nacional desate una ola de calumnias a diestra y siniestra y se siembre en el país una ola de terror estatal que pesa sobre todas las organizaciones populares y revolucionarias, incluidos los mismos dirigentes indígenas que asistieron al “diálogo”, y que han anunciado que serán candidatos en las próximas elecciones.
Al no existir una dirección revolucionaria y proletaria del proceso, el Paro del Pueblo no alcanzó sus objetivos políticos inmediatos, en la práctica a corto plazo se terminó afirmando el régimen neoliberal, manteniendo los acuerdos con el FMI, sosteniendo la política anti- trabajadora del gobierno, desatando el terrorismo burgués sobre los luchadores populares y criminalizando la protesta social. Sin embargo, lo que sí alcanzó fue la unidad cada vez más extensa de los sectores populares más allá de las dirigencias que no supieron responder ante las expectativas que la historia puso sobre ellos, y permitiendo que emerjan al calor de las barricadas nuevas propuestas organizativas, revolucionarias, clasistas, proletarias con capacidad de crecimiento en torno a este despertar y bautizo de este nuevo tipo de clase trabajadora nacional.
Quedó claro que es necesario desplegar el trabajo organizativo, en base a organizaciones populares con las masas de clase trabajadora que se asienta en los barrios de las ciudades. Esta clase trabajadora ya no se encuentra concentrada en la fábrica o en los sectores públicos, es una masa que se encuentra desplegada por la ciudad, pero que se concentra en los barrios, en las poblaciones, y que en este lugar es hacia donde se debe dirigir el trabajo organizativo. La construcción de poder popular debe organizar, disciplinar y orientar a este nuevo y potente proletariado que se bautizó a sangre y fuego en las jornadas de octubre.
Es también indudable el potencial de la Comuna Indígena. La potencia del Levantamiento no radicó en la dirigencia que terminó por entrar en la mesa de negociaciones como la prensa burguesa pretende imponer, sino en la fuerte y ancestral organización de la Comuna. Mariátegui, ya anticipó este potencial y quedó demostrado en el paro, las acciones de bloqueo, toma de instalaciones, solidaridad, y los contingentes que marcharon sobre Quito, fueron organizados desde las Comunas, además gran parte de los participantes son indígenas que se han proletarizado en el trabajo asalariado, y que ahora han convertido a las Comunas en verdaderas bases de poder popular, es necesario que las organizaciones revolucionarias encadenen las comunas en un proceso revolucionario orgánico.
Finalmente queda clara la necesidad de una vanguardia revolucionaria. El proletariado del campo y la ciudad está construyendo su organización, ya no puede depender más de la pequeña burguesía rural, ni de organizaciones que no pueden ponerse a la altura ante el despertar de las masas. Es necesario que esta fuerza que está despertando constituya su propia organización que tenga como premisa de lucha esto que se demostró en las jornadas de octubre, que el pueblo ecuatoriano, ya no está para negociar con gobiernos burgueses, ya no está para caer en el engaño del diálogo, tampoco para conformarse con solamente “botar presidentes” y menos para servir en el juego de la democracia burguesa, el pueblo ecuatoriano, las clases populares, la nueva clase obrera del campo y la ciudad están, quizá por primera vez en la historia de este país, en condiciones objetivas y subjetivas de hacerse con el Poder, de construir un auténtico Gobierno Popular, y solo quienes estén dispuestos a ponerse a esa altura, serán las organizaciones que merezcan llamarse, Vanguardia.

MOVIMIENTO GUEVARISTA “TIERRA Y LIBERTAD”

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